dimecres, 8 d’octubre del 2008

LA BARCELONA REBELDE: GUÍA DE UNA CIUDAD SILENCIADA (EDICIONES OCTAEDRO, 2003)

V.E.I
VÍCTIMA
ESPECULACIÓN
INMOBILIARIA
SEGUNDA PARTE


EL PUERTO EN LLAMAS. CALLE DEL MAR, Nº 97: SEDE DE “LA COORDINADORA” (PACO AROCA)

Eran las cinco de la mañana,, frente a correos de Via Laietana, el Maremagnum todavía era puerto comercial y todavía se imponía la represión franquista. Teníamos que lanzar una hoja clandestina antes de que llegaran los 1800 compañeros para “la plaza” de la mañana. Allí se nos distribuía el trabajo por estricta rotación, se había conseguido en lucha, tras ocho muertes por accidente en un año…Hoy, 12 de noviembre de 1976, habrá asamblea para sumarnos a la huelga general que convocan CCOO y UGT. “No estamos de acuerdo con ella por su carácter político y por ser una demostración de fuerza de estos sindicatos que no quieren ir más allá y ni siquiera defenderán a los trabajadores represaliados. Sólo votamos dos en contra”.

Despidieron a siete compañeros del comité. La asamblea decidió defenderlos y la huelga continuó durante 21 días. Se forzó la dimisión de los enlaces de la CNS (Central Nacional Sindicalista –sindicato franquista-), y un comité revocable gestionó la lucha por la readmisión. La asamblea, la información, el debate, la toma de decisiones colectivas se hicieron cotidianas. Ahí comenzó la organización que gestionaría nuestras reivindicaciones durante muchos años en el puerto de Barcelona. Al extenderse por todos los puertos de España nació “La Coordinadora”. Necesitábamos un local y se ocupó el edificio de Sant Pere Pescador, en la calle del Mar, que el franquismo había confiscado al acabar la guerra de 1936.

En 1979, la lucha que se había mantenido año tras año en la negociación de los convenios se radicalizó al intentar el gobierno y la patronal dar un paso definitivo hacia la privatización de los puertos y la eliminación de la empresa estatal de los estibadores portuarios. Nuestras armas: el bajo rendimiento en el trabajo (se trabaja y se cobra a destajo), los paros repentinos en los barcos o en las empresas más conflictivas…se radicalizan en huelgas más largas y de carácter nacional. Volvimos a ver en los barcos a todos los viejos compañeros despedidos durante el franquismo por la total amnistía laboral que conseguimos.

En 1980, el gobierno saca un Decreto-ley contra los portuarios, se acuerda la huelga selectiva contra las cuatro empresas estibadoras más grandes. Los 172 despedidos en el puerto de Barcelona eran demasiados y estábamos decididos a defenderlos: “se socializó el salario durante año y medio, todos los estibadores entregaban cada día su destajo a un comité instalado en un bar de La Barceloneta y al día siguiente se repartía una pequeña cantidad por igual a todos los estibadores sancionados, despedidos o en activo, sin diferencia de categorías, el resto pasaba a una caja de resistencia para poder afrontar la lucha que se preveía larga”.

Primera parte