La situación en la cual la actual propuesta municial de Pla d'Usos deja a La Barceloneta no es nada alentadora. La zonificación divide el barrio administrativo en tres: el Port Vell controlado por la APB; el frente marítimo, la zona de la Ronda litoral y el Parque de la Catalana de Gas; y el núcleo histórico.
En el caso del Port Vell es de suponer que el puerto continuará una política de explotación neoliberal del espacio público, que, como hasta ahora, lejos de convertir el suelo portuario urbano en un espacio ciudadano, se seguirá orientando a la explotación turística. El terreno perteneciente a la ZE-1 (frente marítimo, Passeig Joan de Borbó, Ronda y Catalana de Gas) se perfila como la culminación de un asedio. Esta zona es susceptible de absorver los establecimientos (bares, restaurantes, hoteles...) que se den de baja en otras zonas del distrito, como las nuevas licencias que se concedan para estabecimientos “molestos”.
La apertura de Barcelona al mar parece pasar por una toma del espacio por parte de la industria del turismo. Pero el cerco no es una acción aislada en el intento de convertir la Barceloneta en un barrio turístico. No podemos olvidar la inauguración del Hotel Vela en octubre (el puesto de mandos), o la zona de las torres Mapfre (la torre de control) como espacio de ocio nocturno frecuentado básicamente por turistas.
La calificación que se le da al núcleo histórico del barrio dista mucho de protegerlo. El interior del barrio no asumirá muchos establecimientos nuevos diferentes a los ya existentes. Es decir, sí que se concederán licencias para abrir más restaurantes, bares, o apartamentos turísticos. Estos últimos, lo harán con condicionantes. Pero la pregunta es de qué manera podrá soportar un barrio con un índice alto de población con poco nivel adquisitivo la presión que la industria del turismo ejercerá sobre él cuando lo tenga rodeado, y cómo se evitará que, habiéndolo consolidado como polo de atracción turística, no proliferen los apartamentos turísticos. La propuesta que el Pla d'Usos hace sobre los apartamentos turísticos resulta, como mínimo, alarmante para todo el Distrito. Se plantea que todos los apartamentos se agrupen, en el margen de seis años, en un sólo edificio; es decir, que no convivan apartamentos turísticos -negocios- y viviendas. Sin embargo, esta medida abre la puerta a nuevos casos de mobbing, y, sobre todo, no soluciona el gran problema de la pérdida de viviendas, residencias.
Article publicat en el Masala.
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