Nadie se acuerda a estas alturas de que durante 2005 y 2006 se vendieron más de 900.000 viviendas cada año, casi un millón, que es justo el número de pisos nuevos que ahora no logran colocar las inmobiliarias. España fue capaz de mantener una media de 800.000 ventas anuales entre 2004 y 2007 y, lo que es peor, llegó a construir más que Francia y Alemania juntas al iniciar más de medio millón de casas al año desde 2002 a 2006. Pero la crisis inmobiliaria, primero, y la recesión, después, han hecho desplomarse la edificación más de la mitad y, con ello, han caído algunos de los grandes mitos que rodean al sector del ladrillo. El que más afecta al patrimonio de los españoles es aquel que aseguraba que los pisos nunca bajaban de precio. Pero hay más.
1 Las casas no pierden valor
Ya caen un 10% desde 2008
Era una verdad inmutable a la que recurrían a menudo los promotores, incluso la propia patronal, la APCE, con el fin de seguir alentando las ventas de pisos, sobre todo como inversión. El sector blandía como argumento que en la anterior crisis los precios habían caído menos del 1,2% en 1992 y 1993 y que esto tampoco era una bajada si se contaba el efecto de la fuerte inflación.
La realidad lo refutó el último trimestre de 2008, cuando se registró la primera caída anual de la vivienda libre, del 3,2%, según las estadísticas del Ministerio de Vivienda. El país acababa de entrar en una recesión de la que no ha salido, como tampoco han remontado los precios. El año pasado, bajaron un 6,3%, con lo que desde los máximos de principios de 2008 hasta ahora la vivienda se ha depreciado en torno a un 10%. Los perjudicados son aquellos que hayan adquirido piso a partir de 2006 porque este ha perdido valor o, como mínimo, el descenso se ha comido las subidas de ese año y de 2007.
2 España necesita 350.000 pisos más al año
Ya hay más de un millón de inmuebles sin vender
Incluso en 2007, cuando las ventas empezaron a flojear, políticos y promotores aseguraban que la demanda natural de vivienda llegaba a los 450.000 pisos al año porque la creación de hogares se complementaba con la llegada de más inmigrantes y la compra de casa como inversión por parte de los extranjeros pudientes. Desde hace año y medio el discurso va cambiando y ahora se habla de una demanda de 350.000 inmuebles. La realidad es que el stock de pisos nuevos terminados y sin vender supera el millón.
3 El stock se absorberá en unos cinco años
Las casas de la costa necesitarán hasta 20
Cuando hace dos años los bloques y urbanizaciones sin vender empezaron a amontonarse, muchos expertos del sector pusieron plazo a la desaparición de este stock. De los dos o tres años, ahora se ha pasado a los cinco. "Nadie ve alegrías significativas antes de cinco años", apunta Mikel Echavarren, consejero delegado de la consultora Irea. Más optimista se muestra Juan Lazcano, presidente de la patronal constructora, la Confederación Nacional de la Construcción, quien señala que "a finales de 2014 podría absorberse" y a ello ayudará que este año las inmobiliarias contraten la construcción "de menos de 110.000 viviendas", cifra inferior a la del año pasado. En cualquier caso, una de cada tres viviendas no vendidas es para uso vacacional, principalmente, y este mercado está totalmente parado. Esto supone que más de 300.000 casas requerirán más de cinco años. Algunos expertos dicen que hasta 20, como el profesor del centro de formación Garrigues José Barta.
4 La vivienda protegida será el único negocio
Se vende un 14% menos
Todos los promotores coincidían, y lo siguen diciendo, en que vender vivienda protegida (VPO) iba a ser el negocio en crisis porque era lo único que no se iba a parar. De momento, las cifras les quitan la razón: las ventas de VPO cayeron un 14% en 2009 y un 1% en enero pasado (cuando el resto repuntó). Además, se iniciaron un 13% menos de estos pisos el año pasado, lo que reducirá el número de familias con menos recursos que podrá acceder a una vivienda.
5 La crisis no afectará a lo que no son inmuebles
Los inversores huyen de Madrid y Barcelona
Otra máxima hoy desterrada es que la crisis inmobiliaria que comenzó en septiembre de 2007 no iba a afectar más que a la vivienda y no a otros mercados inmobiliarios, como el alquiler de oficinas, locales, naves o los centros comerciales. Sin embargo, estamos en 2010 y los inversores de patrimonio inmobiliario vuelven a colocar a Madrid y Barcelona a la cola en la lista de ciudades europeas para invertir, por debajo de capitales como Helsinki, según el último barómetro de la consultora PricewaterhouseCoopers.
Article publicat en el diari El Público
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