dimecres, 21 d’octubre del 2009

LA NUEVA POSTAL (POR RAMON SUÑÉ Y LUIS BENVENUTY)

LA VANGUARDIA, 01/10/2009

EL HOTEL W ABRE HOY SUS PUERTAS CON EL EDIFICIO VELA, REFERENCIA DEL LITORAL BARCELONÉS (PRIMERA PARTE)
Para todo aquél que, por tierra, mar o aire, contempla el frente marítimo y portuario de Barcelona, la silueta del edificio Vela es ya un nuevo faro, un punto de referencia de la ciudad, uno de los contados edificios que, con Colón, las dos torres del Port Olímpic o la placa fotovoltaica del Fòrum, identifican la franja costera que va del Besòs a Montjuïc.
El hotel W, el primer establecimiento europeo de la cadena estadounidense Starwood, entra hoy en servicio. Lo hace en un momento de crisis económica y también hotelera, en el que la capital catalana debate su modelo turístico y muchos barceloneses expresan su malestar por la repercusión negativa que, sobre el espacio público, tiene el turismo masificado y de bajo coste. La antítesis de este modelo es un nuevo cinco estrellas que, a diferencia de otros establecimientos de lujo (Miramar y Florida) que no han superado el hándicap de una situación geográficamente privilegiada pero excéntrica, permite al visitante la conexión directa con la Barcelona indispensable.
La vela diseñada por Ricardo Bofill culmina, por otra parte, un proceso que arranca hace más de una década y que, desde su inicio, se ha visto envuelto por la controversia. El Ayuntamiento, ante el temor de las críticas al impacto visual del que debía ser el edificio más alto de la ciudad (178 metros), pasó las tijeras a la idea original y sentó las bases de un proyecto definitivo que, a pesar de haber sido redimensionado a una escala más barcelonesa, no deja indiferente a nadie.
El hotel W marcará un antes y un después en la relación de Barcelona con el mar. Para algunos expertos rompe con la tradición arquitectónica y de la urbe, y difícilmente generará un espacio ciudadano. Son algunas de las críticas que arquitectos, urbanistas y paisajistas hacen a tan singular edificio. Con todo, las objeciones no son unánimes, y la obra de Bofill también despierta la admiración entre sus colegas. Para muchos, la línea de horizonte gana un elemento con carácter que encontrará en el imaginario colectivo de los barceloneses, una nueva postal que recorrerá el mundo.

Article aportat per VEI