dimarts, 12 de maig del 2009

El Cheriff es un gran patrimonio de la cocina marinera

El encanto de la Barceloneta

Sólida base técnica
CHERIFF Ginebra, 15 Barceloneta Barcelona Teléfono: 93-319-69-84 Cierra: Domingos y mes de octubre Precio medio sin vinos: 50 € Valoración Confort Bodega Servicio Valoración sobre 20 BNNBNNBNN
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HABITUALES DEL BARRIO En los años 30 se convirtió en atracción gastronómica para esnobs y gourmets
LAS ESPECIALIDADES Destaca por sus paellas y el pescado fresco que llega cada tarde de la lonja
La Barceloneta es un pueblo dentro de la gran Barcelona. Es un barrio marinero en toda la extensión de la palabra. Hoy es un lugar cosmopolita sin perder ese aire de pueblo ajeno a la ciudad que siempre le ha caracterizado, sigue oliendo a sal, hay comercios de todo tipo, calles estrechas, húmedas y ennegrecidas por el salitre, balcones con la ropa tendida, bodegas, bares y restaurantes, y su importante playa, que es una de las más concurridas de la ciudad.

En el siglo XVIII, Felipe V mandó construir la Ciutadella y para ello se demolieron las viviendas del barrio de la Ribera. Para dar cabidaa sus habitantes se buscó un nuevo espacio y se decidió ganar unos terrenos al mar, absorbiendo la isla de Maians y creando el barrio de la Barceloneta. Su estructura urbanística es la típica del periodo de la Ilustración, con calles de trazado rectilíneo e islas de casas regulares. Por su cercanía al mar los pescadores fueron los primeros en establecerse, con condiciones muy precarias, en esta parte de la ciudad.

Pero, a mediados de los años 30, la Barceloneta empezó a ser un atractivo gastronómico para snobs y gourmets. No obstante, siempre añoraremos sus extraordinarios y desaparecidos merenderos, en los cuales podías comer o cenar pescados recién salidos del mar, con los pies descalzos encima de la arena.

Los merenderos eran el alma de la Barceloneta. Pero en el año 1988, nuestros políticos optaron por ampliar el paseo Marítim y nos dejaron sin alma y sin merenderos, y dicho barrio se sumergió de 1990 a 1995 en una importantísima crisis.

A finales del año 1959, Pedro Ruipérez Pellicer, alias el Cheriff - por su forma de ser-, y su esposa, Ángeles Gil Marcos, alias la Pastora - debido a su primer oficio-, eran los propietarios de un establecimiento de 30 metros cuadrados en la calle Ginebra, dedicado a pescadería y habituales proveedores de los mencionados merenderos. Su sótano, de otros 30 metros, servía de domicilio y dormitorio de toda la familia.

Pero en el año 1963 decidieron abrir en dicho local una muy rústica casa de comidas, a la que bautizaron con el nombre de Cheriff, que pronto se hizo famosa por la cantidad y calidad de sus productos, por la rusticidad de su establecimiento, por la cabra Casilda, animal que presidía en vivo su entrada, y por su famosa cristalería, ya que servían los vinos en envases de yogur Danone. La jet set catalana y algunos selectos turistas eran habituales del local.

El éxito superó a la propia empresa y en el año 1979 abrieron un nuevo y más amplio local ubicado en la misma calle Ginebra pero en el número 15, en el que actualmente Nini, hija de Pedro Ruipérez y de Ángeles Gil, lidera magistralmente los fogones del Cheriff, secundada en la sala por su marido, Josep Maria.

La carta es amplia - 53 platos debidamente numerados- . Su especialidad - a mediodía- son los arroces. Realmente, los bordan. La paella clásica, siempre en su justo punto, la de bogavante, el arroz caldoso normal o con bogavante, o bien el arroz negro.

Y por la noche, evidentemente, se puede tomar cualquier tipo de arroz, pero 5 a Taula les aconsejaría alguno de los pescados que a diario les llegan de la vecina playa del Reloj de la Barceloneta, como rodaballo, salmonetes, merluza, chipirones, rape, merluza y un larguísimo etcétera.

La tarjeta del establecimiento reza: "Mariscos Cheriff", y por supuesto es extraordinario el surtido frío de mariscos, compuesto de ostras, almejas vivas, cañadillas, camarón, nécoras y perce-
bes. Las cigalas, las cigalitas, gambas, langostinos, langostas y pulpitos siempre son de una extraordinaria calidad.

Las carnes no forman parte de su carta, sólo un excelente jamón. Si a ustedes únicamente les gusta la carne, deberán buscar otro restaurante.

Entre los postres, podríamos destacar la repostería, los empiñonados, el pastel Cheriff o las peras al vino, además de las clásicas trufas heladas o de los tradicionales helados. La carta de vinos es realmente limitada. Pocas referencias y sin ninguna mención a las respectivas añadas.

Los precios son correctos, pero por la calidad de los productos que el Cheriff ofrece sería interesante una sustancial mejora y ampliación de su stock de vinos. En definitiva, si quieren disfrutar de una sensacional e informal velada, con una buena gastronomía y excelentes pescados y con todo el encanto de la Barceloneta, es imprescindible una escapada al Cheriff.

Aportació de VEI