dimarts, 22 de juny del 2010

TRILITA PARA EL MENSAJERO

LA VANGUARDIA, 19/05/2010


(POR QUIM MONZÓ)

Hace un par de semanas, la policía vio en la carretera, en Palafrugell, a un coche que circulaba a velocidad anormalmente lenta. Le dieron el alto. El conductor era Manel Montalbán, alcalde de Mont-ras por CIU. Como hablaba raro, le hicieron la prueba de alcoholemia y dio positivo. Lo denunciaron por delito contra la seguridad del tráfico.

El sábado pasado el alcalde publicó una carta abierta en el Diari de Girona. Se excusa por lo sucedido, dice que las personas con un cargo público tienen una responsabilidad extra y recuerda que, durante los años que lleva como alcalde, se ha mostrado exigente y tenaz, y que se ha sacrificado por el pueblo. Reconoce que la noche de autos subió al coche sin esperar lo suficiente, pero que condujo con prudencia. Reconoce también que cometió una falta, y por ello pide perdón públicamente. Pero entonces le sale la rabia, gira de repente su razonamiento y ataca a los medios de comunicación: “Tengo que lamentar profundamente el trato que he recibido por parte de los medios, tanto por la dimensión que han dado al tema como por el tono que han usado. He sido objeto de un periodismo amarillo que algunos medios rechazan en un ejercicio de puritanismo profesional, pero al que no dudan en recurrir cuando se trata de hacer populismo barato y ensañarse con el más débil…”.

Leyendo la carta del alcalde de Mont-ras me vinieron a la memoria las frases recientes de los gerifaltes vaticanos y de sus voceros, que –durante estos meses en los que van saliendo a la luz algunos de los trapos sucios que habían conseguido ocultar- repetían, y repiten aún, que se trata de una campaña mediática para atacar a la Iglesia católica y al Papa. Un diario explicaba el otro día que Benedicto XVI se mantuvo firme en Portugal al oponerse al aborto y al matrimonio homosexual, “al tiempo que reprochaba a los periodistas su complicidad en la difusión del secularismo y su desdén por la práctica religiosa”. ¡Su desdén por la práctica religiosa! Si por él fuese, no tendría carné de periodista nadie que no fuese de comunión diaria. Y el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, otro que tal baila.

Cuando –a medida que se acercaba el referéndum sobre la Diagonal- se fue viendo claro que la gente estaba hasta el gorro de tanta tontería, de tanto marketing barato, de tanto despilfarro chocarrero, y que la consulta le iba a explotar en las manos (como así ha sido), también Hereu dijo que era víctima de una campaña mediática. ¿Qué dices ahora, Hereu? ¿Era una campaña mediática o el hartazgo de los barceloneses ante tanta estupidez?

Es una estratagema universal: a la que te cantan cuatro verdades, las niegas, pones cara de ofendido, te sacas de la manga la excusa ramplona de la campaña mediática (versión actualizada de la famosa conjura judeomasónica) e intentas seguir medrando.


Article aportat per VEI