La falda del hotel W, el Vela, se encuentra en total transformación, en una vuelta de tuerca más a la Barcelona guapa y de diseño que se expande, arrolladora. "Espero que no sea un crimen montar algo tan bonito y de lujo", se sorprende ante tal reflexión Dirk Vervaet, el belga afincado en Barcelona socio del restaurante M, situado a los pies del hotel. Su empresa ultima ahora la apertura del Mellow Beach Club, el primer club de playa de la ciudad, que, justo enfrente, abrirá sus puertas la próxima semana. El proyecto ha sido armado con el toque del diseñador de moda Custo, que organizará su desfile del próximo 28 de junio en este rincón fashion. La zona ha sido perfectamente delineada con postes enlazados por una cuerda (así la separan de las rocas), 15 hileras de elegantes tumbonas de madera, un chiringuito en original forma de cubo, palmeras provistas de altavoces y hasta una porción de arena blanca que parece traída del Caribe, en contraste con el resto.
"De repente, los vecinos dicen que nos han privatizado un pedazo de playa", se queja Gala Pin, miembro de la Plataforma de Afectados en Defensa de la Barceloneta. Pero aunque al Moll de Llevant pueda parecer que le haya crecido la primera playa privada de Barcelona, legalmente no es así. "Este espacio es público, abierto para todo el mundo, como cualquier chiringuito", subraya Javier Casado, gerente de Nova Bocana, empresa a la que el puerto de Barcelona (el recinto está en zona portuaria) ha otorgado la concesión para explotar el recinto.
La incomodidad de parte de los vecinos la comparten los empresarios colindantes. Los grupos Tragaluz y Non Solo Pizza estudian replantearse la apertura de sus locales a los pies del W.Ambas empresas del sector de la restauración tienen previsto en breve inaugurar cada una un local a ambos lados de Mellow, pero afirman que la ocupación de la playa que les queda justo enfrente por parte del nuevo club les estorba la vista de delante de los ventanales de sus respectivos establecimientos.
"Este no es el tipo de ambiente que esperábamos. No es lo que nos habían prometido cuando alquilamos el local", explica Tomás Tarruella, cofundador de Tragaluz junto a su madre, la empresaria Rosa Maria Esteva. La inversión en el restaurante Pez Vela, que requiere un gasto de un millón de euros, está a medias. El desembolso por ahora asciende a 400.000 euros. Asegura que, si no hay cambios, Tragaluz y Non Solo Pizza, que buscaban un público tranquilo y familiar desde donde ver el mar también en invierno, se replantearán su inversión.
El gerente de Nova Bocana -cuyos socios son BCN Godia, OHL, Comsa Emte y FCC- opina que los restaurantes "pueden acabar beneficiándose" del tirón de gente de la punta de la Barceloneta, antes dejada y poco transitada.
Vervaet, gerente, además, de Indoor Karting Spain, destaca que él y sus socios en el Mellow han invertido 2,5 millones de euros y han creado 50 empleos. "Eso en plena crisis, ¿quién arriesga eso aquí en 2010? No está mal, ¿no?", saca pecho. Insiste en que su playa es pública, y en que lo único que ha hecho es decorar un espacio público de modo que se cree un ambiente acogedor y con cierto encanto. Preguntado por el público que desea atraer, señala "la gente de Ibiza o de la Costa Brava, gente que cuando piensa en ir a la playa no se le ocurre ir a la de Barcelona, pero que a la de aquí sí siente que puede venir". A su lado revolotea un ejército de colaboradores bronceados y sonrientes.
Un puñado de entidades sociales y vecinales contrarias al hotel Vela pidieron al Puerto que revisara el expediente y al Ayuntamiento que diera marcha atrás a la modificación del plan general metropolitano que lo permitió. El Consistorio aún no ha contestado, pero sí el Puerto, en sentido negativo. Las entidades iniciarán la primera semana de julio un contencioso administrativo, explica Gala Pin, "contra el uso privativo de terrenos de dominio público, que es lo que nos preocupa". Se trata de la Asociación para la Investigación y la Acción Metropolitana, la Associació Catalana de Surf, el Observatorio de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, la Plataforma en Defensa de la Barceloneta, Ateneu La Torna de la Vila de Gràcia, CGT Parcs i Jardins, Centre Social de Sants, Attac Catalunya y las asociaciones vecinales l'Òstia y Can Ricart.
Article publicat en el diari El País
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