Hoy Barcelona es reconocida como una ciudad con un alto nivel de convivencia. Y lo es por sus habitantes, activos e interesados en su entorno. Una ciudadanía crítica, que es solidaria con los más vulnerables, que acepta e integra bien las diferencias, que defiende el patrimonio arquitectónico y social, que enriquece su tejido de comercio local. La historia reciente de la ciudad está significada por sus movimientos sociales urbanos, que reclaman y ejercitan la participación; por sus organizaciones no gubernamentales, como Arrels, que llenan los huecos a los que no llega la Administración; por la tenacidad y el talento de sus creadores. Una ciudad llena de iniciativas admirables, acogiendo infancia carenciada en campamentos de la paz y colonias para saharauis; experimentando formas y materiales, como hace la Fundació Centre del Vidre, o investigando tanto como puede en las universidades catalanas.
Pero parte de los políticos y administradores que están en el poder, por haber sido elegidos por esta misma ciudad progresista y activa, y que no estarían ahí si fuera reaccionaria, pasiva y mediocre, en cambio, no están a la altura ni han entendido las nuevas redes de acción y cooperación. Son los que la venden al turismo low cost y de cruceros; los que potencian acontecimientos de masas que dejan mucha basura y poca cultura; los que promueven que el Disseny Hub Barcelona se dedique a estetizar un turismo banal y olvide los temas clave del diseño y la arquitectura; los que han permitido que el hotel Vela vampirice la Barceloneta, todo en beneficio de la multinacional norteamericana Starwood Hotels and Resorts; los que, por falta de coordinación y defensa de intereses partidistas, dilapidan los recursos; los que, aunque hagan algunas cosas bien, ya sea por arrogancia o por laconismo, no saben explicarlas, y sólo es visible lo que hacen mal.
Qué paradoja la de esta ciudad traicionada en la que la mayoría de la ciudadanía -excepto incívicos y gamberros que, curiosamente, el poder tolera- hace más por Barcelona que los que la gobiernan.
Publicat per JOSEP MARIA MONTANER
1 comentari:
Si alguien de Barcelona puede constatar esto vera que no estoy exagerando:
Barcelona actualmente es una ciudad creada exclusivamente para la felicidad del turista y del carterista. Una ciudad donde el Bus Turistic es la principal razon de existir de la empresa municipal de autobuses, un turismo cutre, de borrachera y comas etilicos en Colon a las 7 de la Mañana, unas Ramblas que por la noche son peor que pasear por Kandahar con un crucifijo, y una "infeccion" de chorizos foraneos que hace que uno no se sienta seguro caminando por ningun rincon de Barcelona. ¿Que ha sido de esa Barcelona de los 70´s o 80´s? ¿Donde esta el way of live de la vida de Barrio que era antes Barcelona? El turismo cutre de chancleta y cerveza , ha destrozado Barcelona y ha atraido a toda la calaña, que hace de una ciudad insegura de dia y peligrosa de noche!
PD: He vivido en los dorados 80´s en Barcelona y hasta las olimpiadas no me mude al extraradio
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