En la calle de Sant Miquel, en el barrio de la Barceloneta, hoy en día todavía se pueden leer los restos de una pintada dedicada a un miliciano republicano y vecino del barrio, Miquel Pedrola, que durante un tiempo dio nombre a la calle actual. La inscripción, que data de la Guerra Civil, se encuentra en una fachada que actualmente se está rehabilitando y podría correr peligro.
"De momento no hay nada definitivo y nos empieza asustar el tema pero esperamos que salga todo bien. Hemos podido hablar con el arquitecto de la obra y con el propietario del edificio donde está la pintada y no tienen ningún problema que se conserve", explica el historiador Daniel Cortijo, quien descubrió la inscripción de forma casual.
La pintada, que data del mes de febrero de 1937 y dio nombre durante un tiempo a la actual calle de Sant Miquel, se tapó con pintura en 1939 por las autoridades franquistas volviendo el nombre de la calle a su denominación original. Con el paso del tiempo la pintura fue saltando y la inscripción de alquitrán quedó de nuevo al descubierto.
"Actualmente esta pintada es el único vestigio que se conserva del antiguo nomenclátor de las calles de Barcelona durante la Guerra Civil junto a la ya consolidada pintada de la Plaça Sant Josep Oriol- la Plaça del Milicià Desconegut-, restaurada por el Ayuntamiento y con una placa conmemorativa", destaca Cortijo.
Ahora quien tiene la última palabra es el Ayuntamiento. Fuentes del distrito de Ciutat Vella aseguran que están "estudiando qué se puede hacer con la inscripción y también cómo se podría conservar para que la gente la entienda, como poner una placa explicativa". Tras la entrega de la documentación del distrito al Instituto de Paisaje Urbano se decidirá finalmente qué se hace con la pintada.
De la Barceloneta a Huesca
La Fundación Andreu Nin, la Asociación de Vecinos de la Barceloneta, la de L'Òstia, la Asociación Cultural la Fraternitat y la Plataforma de Afectados en Defensa de la Barceloneta son algunas de la entidades que piden conservar la inscripción de Miquel Pedrola, que perteneció al Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM). Pedrola estuvo al mando de las dos primeras columnas de milicianos que salieron de Barcelona para luchar en el frente de Aragón contra las tropas nacionales durante la Guerra Civil.
El miliciano republicano falleció en octubre de 1936 en Quicena, en un pueblo de Huesca, y unos meses más tarde se celebraría un acto de homenaje en Barcelona cambiando el nombre de la calle Sant Miquel por el de Miquel Pedrola. Los impulsores de conservar la pintada también están organizando un acto para homenajear a Pedrola y tienen previsto hacer un documental sobre su vida.
Publicat en La Vanguardia
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