diumenge, 9 de novembre del 2008

La burbuja y sus cómplices en el Reino de España

Que la presente crisis estalló sin previo aviso, inopinada e insospechadamente, es cosa que no se cansan de repetir los peritos en legitimación de lo existente y los intelectuales del establishement en sus distintas variantes. Lo contrario es lo cierto; muchos anticiparon, con argumentos bien fundados, la presente crisis financiera: basta repasar los artículos de Michael Krätke, Michael Hudson, Walden Bello y tantos otros. En lo tocante al estallido de la burbuja inmobiliaria en España, nadie lo predijo con tanta claridad y fundamento como el economista José Manuel Naredo.

La larga duración de la fase alcista del presente ciclo inmobiliario indujo a la población a habituarse a ella como si de algo normal y permanente se tratara. Los diez años de auge crearon hábitos de vida y de negocio muy arraigados. Se presuponía que la continuidad de las subidas de precios de los inmuebles haría siempre interesante su compra, aunque fuera a crédito, reforzando la presión compradora que hacía realidad las revalorizaciones previstas. Sobre estas bases se desarrolló a sus anchas la espiral de revalorizaciones y compras, cada vez más apalancadas con créditos, que caracteriza a las llamadas burbujas bursátiles o inmobiliarias.

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1 comentari:

Anònim ha dit...

Comenzamos una etapa de crisis económica y los grandes partidos discuten sobre quién la gestionará mejor. Pero nadie cuestiona este modelo económico en permanente crisis.

Los trabajadores tenemos la certeza de que siempre, tanto en los períodos buenos como en los malos, somos los paganos de la situación. Cuando las cosas van mal, porque tenemos que apretarnos el cinturón (¿por qué no aplican nunca ese criterio a los beneficios de las grandes empresas y la banca?). Y en los períodos de bonanza nadie nos compensa ese sacrificio, sino que siguen hablando de moderación salarial para mantener la buena situación (¿para quién?) y para favorecer la competitividad.

Necesitamos un sistema económico más justo, que gire en torno al valor del trabajo, de lo productivo, y no de lo financiero y de la especulación. La democracia también tiene que llegar a la economía.

Por otra parte, felicitar al autor del artículo por tan buena explicación del momento actual que se está viviendo en España.