Amb aquest títol, us portem un escrit de Mateo Rello publicat originalment en una sèrie de tres articles en el periòdic Masala (nº 35, 36 i 37).
" La marca BarcelonaCorría el mes de febrero de 2007 y el arquitecto Richard Rogers era galardonado con el prestigioso Pritzker, premio que, desde 1979, se otorga a arquitectos vivos cuya obra suponga alguna aportación de especial relevancia, aunque a veces a los profanos no nos quede del todo claro cuál sea. En este caso, algunas voces, vinculadas al FAD (Fomento de las Artes y del Diseño), saludaban la elección de Rogers como un refrendo del modelo urbanístico de Barcelona; y no en vano: Rogers está estrechamente vinculado a los crímenes urbanísticos de la Barcelona y del Londres preolímpicos. (No contento con ello, el arquitecto inglés nos ha bendecido también con el hotel Hesperia de Hospitalet y con la transformación de la plaza de toros de Las Arenas, una más que dudosa recuperación de patrimonio arquitectónico de Barcelona -dudosa tanto por el valor del edificio en sí y su uso primitivo, como por el futuro: otro centro comercial).
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