dilluns, 22 de setembre del 2008

“El modelo de ciudad basado en el turismo genera tensiones“

Esta dinámica feminista, reelegida como presidenta de una de las federaciones vecinales más veteranas, mantiene una línea crítica e independiente sin renunciar al diálogo con la Administraciones.

Basta una ligera mirada para advertir que lleva el barrio en la sangre. Eva Fernández Lamelas, barcelonesa de 51 años, antropóloga y enfermera de profesión, comenzó en 1981 su andadura en el movimiento vecinal. Activista en los ámbitos del feminismo y de la lucha por los derechos de las personas migrantes, lleva cuatro años al frente de la Federación de Vecinos y Vecinas de Barcelona (FAVB), una organización que aglutina a un centenar de entidades.

DIAGONAL : Después de dos años de parálisis, el Ayuntamiento ha hecho público su Plan de Actuación Municipal, una hoja de ruta para los próximos años. ¿Responde el documento a las demandas vecinales ?

EVA FERNÁNDEZ LAMELA : El Ayuntamiento sostiene que ha asumido la mayor parte de nuestras reivindicaciones (presentamos 495), pero en realidad ha dejado fuera algunas de las más importantes. El proyecto no ha tenido en cuenta las repercusiones de la crisis y ante esto tendría que reforzar las cuestiones sociales. Además, sigue apostando por un modelo de ciudad basado en el turismo, en la venta de Barcelona como marca, lo que genera fuertes tensiones en la ciudad. También ha dejado fuera la anulación de la Ordenanza de Civismo o la paralización de las nuevas rondas con sus vías rápidas, así como el pelotazo urbanístico que supondrá la venta de los terrenos del Barça.

D. : El pasado 5 de abril, volviste a ser elegida al frente de la FAVB, ¿cómo valoras la anterior etapa ?

E.F.L. : Ésta empezó con la oposición de la FAVB y de diversos movimientos al Fòrum de les Cultures, que encubría y pretendía legitimar una gran operación urbanística y a lo largo del periodo se promulgaron las llamadas Ordenanzas del Civismo. En ambos casos la FAVB mantuvo una oposición crítica y fue capaz de actuar como referente, articulando colectivos muy diversos. Estamos especialmente orgullosos de este papel que forma parte de la esencia de la FAVB : mantener una tensión crítica y al mismo tiempo propositiva y actuar en red con el resto del tejido social y asociativo. En otros momentos, en cambio, hemos tenido una pobre capacidad de respuesta. La baja presencia en las luchas por el derecho a la vivienda o la incapacidad, al igual que los sindicatos, para ponernos al frente de la respuesta al caos de infraestructuras que vivimos durante el verano y otoño de 2007 son buenas muestras.

D. : ¿Cuáles son vuestras prioridades para esta nueva fase ?

E.F.L. : En el plano externo seguir profundizando en la crítica a los déficits que hay en Barcelona respecto a la participación ciudadana, la denuncia de un modelo de ciudad que genera cada vez más desigualdades y problemas relativos al crecimiento. En el plano interno tenemos un reto importante : el desarrollo de buenas prácticas participativas en el movimiento vecinal, un proceso que impulse la renovación generacional y de género dentro de las asociaciones de vecinos.

D. : ¿Cómo se concreta esto último ?

E.F.L. : Estamos generando, a través de grupos focales, una serie de indicadores de buenas prácticas vecinales. Si queremos ser exigentes con las administraciones hace falta dar ejemplo. Los grandes retos que tienen planteados nuestras ciudades requieren asociaciones muy pegadas y permeables a los territorios, capaces de trabajar en red con otras entidades y movimientos.

D. : ¿Qué relación mantenéis con movimientos como el ecologista, el feminista o los centros okupados ?

E.F.L. : Con el movimiento feminista, del que me siento parte desde que inicié mi militancia en los años ‘80 en la Coordinadora Feminista y en las vocalías de mujeres, es buena. Con los ecologistas mantenemos relaciones de estrecha colaboración que se plasmarán en la celebración del IV Fòrum Veïnal Barcelonés, monográfico sobre medio ambiente, este otoño. Respecto al movimiento okupa, la relación en líneas generales es fluida y, al mismo tiempo, a menudo, ambigua, como corresponde a un movimiento heterogéneo.

D. : ¿Qué trabajo realizáis con la comunidad inmigrante ?

E.F.L. : Promovemos la creación de redes que nacen en los territorios como la red 9 Barris Acull (9bacull. org), que agrupa más de 60 entidades. Con esta red compartimos la filosofía de no sustituir sino promover las acciones que ya llevan a cabo, de forma eficaz, otras entidades. Nuestro trabajo se centra más en la lucha contra el racismo y por la inserción de las personas inmigradas en la vida social y política de la ciudad, a través de campañas como la del voto.

D. : ¿Qué opinión te merecen las críticas de algunas plataformas de barrios como La Barceloneta o Torre Baró a la FAVB por su excesiva vinculación con las administraciones ?

E.F.L. : Estas críticas no han venido de las asociaciones de vecinos. En el caso de la Barceloneta, la asociación que mantiene una posición crítica con el Plan de los Ascensores del Ayuntamiento trabaja en sintonía plena con la FAVB. De hecho, se federó en la última asamblea. Torre Baró ha renovado íntegramente su junta ; ahí se dio un proceso que merecería un análisis minucioso que contemple el papel que jugaron los técnicos del plan comunitario, desactivando el proceso crítico con la reforma urbanística. Muchas veces los problemas no se originan en la FAVB sino en el mismo territorio. Cuando se producen déficits democráticos en las entidades vecinales, algunas de las cuales se acomodan y se aíslan de la gente de los barrios, o bien surge el escepticismo y el desánimo o bien crecen plataformas que se presentan como alternativas y que pueden aglutinar a un buen número de personas, en especial si existe una problemática activa. A esto hay que añadir un fenómeno nuevo : colectivos de abogados que promueven plataformas de personas afectadas con una finalidad de captación de clientes. Antes podíamos distinguir entre dos modelos organizativos : el de las asociaciones de vecinos como forma de organización estable, holística en sus intereses sobre todo aquello que afecta a la vida en un barrio, más o menos institucionalizada (cargos electos, sede social, a veces técnicos asalariados…), y el de las plataformas generadas por temas puntuales y con formas organizativas laxas. Hoy por hoy los modelos organizativos de las plataformas son tan variados que es difícil sustentar que existe un modelo único. Además, las propias plataformas evolucionan, algunas se mantienen, incluso se generan por un enfrentamiento con entidades vecinales, otras en cambio son casi una segunda piel, un círculo que arropa a las primeras.

Publicat en el Diagonal