Habló ayer Hereu en Tribuna Barcelona y dijo algo que, como mínimo, consuela. Dijo que él, a la famosa gestión la llama compromiso. La gestión, ya saben, es ese cáncer que ha invadido a casi todos nuestros directivos y cuyo resultado es la simple apariencia y la muerte de la eficiencia. Todo aquel que invoca permanentemente la palabra gestión acostumbra a ser un auténtico inútil.
Diijo el señor alcalde que a él no le gusta marcar paquete. Vale. Quizá por eso le escuchamos menos de lo que deberíamos escucharlo. Tal vez venimos de alcaldes espectaculares y bailadores de samba y hoy necesitamos a un alcalde que de verdad conozca la realidad de todos los barrios de la ciudad. Tal vez por eso algunos críticos le reprochan a este alcalde que no nos muestre alguna zanahoria. Porque eso son ciertos inventos: simples zanahorias. Yo, francamente, agradezco que Hereu vaya por BCN sin excesivas zanahorias en los bolsillos. La zanahoria es consustancial con el político, pero yo quiero solo las justas. El ser humano se compone de cuerpo, alma y zanahoria. De acuerdo. Pero en Barcelona hemos comido demasiadas zanahorias durante los últimos años.
El alcalde también dijo ayer, varias veces, que una Catalunya fuerte solo existirá si existe una Barcelona fuerte, es decir, que nos hemos de convencer de que Barcelona es la capital de Catalunya. Y eso fue lo que más me gustó de su intervención. Y me gustó porque ese es uno de los grandes problemas que tenemos.
Debería hacerse más visible, alcalde. Le conviene a usted y conviene a la ciudadanía. El alcalde de Barcelona ha de marcar paquete. No todos los días, pero sí los lunes y los jueves. Por ejemplo. Su tío Peret me daría la razón.
EL PIANISTA DEL MAJESTIC publicat en el Periódico de Catalunya